Creo que todo nos recordemos cuando éramos niños y dejó de gustarnos un juguete particular. Pero el momento que otro niño empezó a jugar con él, nos pusimos celosos. "Es mío. Yo quiero jugar con ese." Así somos y Dios nos conoce bien.
En el capitulo 11 de su Carta a los Romanos San Pablo tuvo que responder a una controversia sobre los Israelitas. Algunos tenían la idea equivocada que cuando Dios estableció «la alianza nueva y eterna» anuló la alianza que estableció con el Pueblo de Israel por Abraham. San Pablo respondió definitivamente no. Dios nunca abandona su pueblo.
Al contrario, cuando tropzaron ellos,
su caída ha traído la salvación a los gentiles, para llenarlos de celos.
o mas precisamente, para hacerlos celosos.
Según San Pablo, Dios nos ama tanto que usará todo posible, hasta nuestros propios vicios, para convertirnos. Dios no quiere que ninguna de sus criaturas sean perdido. Dios quiere salvar a todos. En este mismo momento te esta llamando. Escúchale y respóndele.
sábado, 31 de octubre de 2015
viernes, 30 de octubre de 2015
Derecho Pastoral
Algunos cuando hablan hacen una distinción entre lo legal y lo pastoral. Los que hablan así non entienden la ley en la Iglesia. En el Evangelio Jesus enfrenta ese mismo problema con los fariseos. Ellos no saben tampoco distinguir entre la ley y el legalismo.
Para ensenarles, Jesus empieza con una pregunta,
¿Está permitido curar en sábado o no?
Uno que sufre del legalismo diría que no está permitido.
Pero los Fariseos saben bien esta es un interpretación equivocada y por eso el evangelio nos dice que
Ellos se quedaron callados.
Jesus sique adelante y hace una segunda pregunta.
Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su burro o su buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?
Y de nuevo se quedaron callados.
En la Iglesia Católica llamas al Código de leyes, el Código de Derecho Canonico. La palabra Canon viene del griego y quiere decir una regla usado para medir.
El Código de la Iglesia no es como los códigos de los varios países. El Código de la Iglesia tiene como fundamento el Evangelio. Es la expresión en lenguaje de la teología de la Iglesia, sobre todo los dos mandamientos, ,amar a Dios y amar al prójimo.
El legalista saca un canon del código u otra regla de Iglesia de su contexto y lo usa como garrote para golpear a otro.
Nuestro Código termia con las palabras claves para interpretar correctamente las reglas de la Iglesia.
teniendo en cuenta la salvación de las almas, que debe ser siempre la ley suprema en la Iglesia.
En la clausura del Sinodo de , el Papa Francisco nos recordó de esto cuando dijo,
El primer deber de la Iglesia no es distribuir condenas o anatemas sino proclamar la misericordia de Dios, de llamar a la conversión y de conducir a todos los hombres a la salvación del Señor (cf. Jn 12,44-50).
En la iglesia lo legal es lo pastoral, porque el buen pastor hace lo legal sin ser legalista.
Para ensenarles, Jesus empieza con una pregunta,
¿Está permitido curar en sábado o no?
Uno que sufre del legalismo diría que no está permitido.
Pero los Fariseos saben bien esta es un interpretación equivocada y por eso el evangelio nos dice que
Ellos se quedaron callados.
Jesus sique adelante y hace una segunda pregunta.
Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su burro o su buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?
Y de nuevo se quedaron callados.
En la Iglesia Católica llamas al Código de leyes, el Código de Derecho Canonico. La palabra Canon viene del griego y quiere decir una regla usado para medir.
El Código de la Iglesia no es como los códigos de los varios países. El Código de la Iglesia tiene como fundamento el Evangelio. Es la expresión en lenguaje de la teología de la Iglesia, sobre todo los dos mandamientos, ,amar a Dios y amar al prójimo.
El legalista saca un canon del código u otra regla de Iglesia de su contexto y lo usa como garrote para golpear a otro.
Nuestro Código termia con las palabras claves para interpretar correctamente las reglas de la Iglesia.
teniendo en cuenta la salvación de las almas, que debe ser siempre la ley suprema en la Iglesia.
En la clausura del Sinodo de , el Papa Francisco nos recordó de esto cuando dijo,
El primer deber de la Iglesia no es distribuir condenas o anatemas sino proclamar la misericordia de Dios, de llamar a la conversión y de conducir a todos los hombres a la salvación del Señor (cf. Jn 12,44-50).
En la iglesia lo legal es lo pastoral, porque el buen pastor hace lo legal sin ser legalista.
jueves, 29 de octubre de 2015
Ensayo
Muchos Católicos que asisten a misa todos los domingos no saben que las aclamaciones y oraciones de la misa son textos bíblicos. El evangelio hoy termina con palabras bien conocidos.
Bendito el que viene en el nombre del Señor (Lc 13, 35)
Es parte de un himno que cantamos cada vez que celebramos la misa. Lo llamamos el Santo, Santo, pero en griego lo llaman «el himno de victoria».
La primera parte del texto que canta viene del Libro de Isaias (6,3)
¡Santo santo, santo es el Señor de los ejércitos! Toda la tierra está llena de su gloria!
Es el canto de los angeles ante el trono de Dios.
La segunda parte que cantamos viene del Evangelio de San Mateo (Mt 21,9),
¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas!
En San Lucas los Fariseos tienen miedo. Saben que Herodes quiere matar a Jesus y ellos no quieren ser «culpable por asociación». Creen que sea mejor que él se vaya.
Pero Jesus no tiene miedo, puedo superar el miedo con la fe. El no cree sino sabe que el amor de su Padre es inagotable. Y él sabe que al final su Padre vencerá. Por eso en griego este se llama «el himno de victoria».
Cada vez que lo cantamos en la misa debemos cantarlo con la misma fe, la misma confianza.
El miedo es una parte normal de la vida. Jesus entiende que nos sentimos miedo. Por eso repetía tantas veces «No tengan miedo». Cuando tenemos miedo oremos que Dios nos da la fe, la fe que al final el mal no puede vencer. Cantamos el himno en la misa como ensayo. Al final cantaremos alrededor del trono con los angeles. Y con El venceremos. De eso, podemos estar seguros.
Bendito el que viene en el nombre del Señor (Lc 13, 35)
Es parte de un himno que cantamos cada vez que celebramos la misa. Lo llamamos el Santo, Santo, pero en griego lo llaman «el himno de victoria».
La primera parte del texto que canta viene del Libro de Isaias (6,3)
¡Santo santo, santo es el Señor de los ejércitos! Toda la tierra está llena de su gloria!
Es el canto de los angeles ante el trono de Dios.
La segunda parte que cantamos viene del Evangelio de San Mateo (Mt 21,9),
¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosana en las alturas!
En San Lucas los Fariseos tienen miedo. Saben que Herodes quiere matar a Jesus y ellos no quieren ser «culpable por asociación». Creen que sea mejor que él se vaya.
Pero Jesus no tiene miedo, puedo superar el miedo con la fe. El no cree sino sabe que el amor de su Padre es inagotable. Y él sabe que al final su Padre vencerá. Por eso en griego este se llama «el himno de victoria».
Cada vez que lo cantamos en la misa debemos cantarlo con la misma fe, la misma confianza.
El miedo es una parte normal de la vida. Jesus entiende que nos sentimos miedo. Por eso repetía tantas veces «No tengan miedo». Cuando tenemos miedo oremos que Dios nos da la fe, la fe que al final el mal no puede vencer. Cantamos el himno en la misa como ensayo. Al final cantaremos alrededor del trono con los angeles. Y con El venceremos. De eso, podemos estar seguros.
miércoles, 28 de octubre de 2015
¿Quien eres?
In la primera lectura hoy (Ef. 2.19-22) San Pablo nos enseña quienes somos, y no somos. El nos explica en cuatro palabras la transformación del bautismo.
¿Quienes éramos?
Antes del bautismo éramos:
xenoi-estrangeros. El miedo a lo desconocido llamamos xenofobia. Y hay bastante que sufren de esa condición.
También antes éramos paraoikeoi
para quiere decir cerca como paramédico, que es casi un medico. y
oikos- en griego es hogar/casa.
paraoikeoi en griego es el vagabundo. La persona sin familia, sin hogar.
San Pablo nos explica que así nos sentimos. Por el pecado original vagamos por el mundo. Nos sentimos solos, aislados de los otros.
Pero nosotros que hemos recibido el bautismo no somos así.
¿Quienes somos?
Primero, somos sympolitis (sym-mismo o con, politis-ciudadanos) Ahora somos conciudadanos.
Pasamos de extranjero a conciudadano. Y no solo ciudadanos sino conciudadanos con los Santos.
Segundo, somos - oikeoi - miembros de la familia.
Pasamos de vagabundo a familiar Somos miembros de la familia, y no familia cualquier, somos miembros de la familia de Dios.
Es vedad que a veces nos sentimos solos y por el pecado podemos alejarnos de la familia pero jamas podemos pedir la ciudadania Eso llamamos el carácter indelible del sacramento de bautismo.
Todos de vez en cuando nos sentimos la soledad, aislado de otros. En esos momentos tenemos que recordar quienes somos. Las palabras que San Pablo escribió a los cristianos en Efeso son también palabras para nosotros hoy día.
¿Quienes éramos?
Antes del bautismo éramos:
xenoi-estrangeros. El miedo a lo desconocido llamamos xenofobia. Y hay bastante que sufren de esa condición.
También antes éramos paraoikeoi
para quiere decir cerca como paramédico, que es casi un medico. y
oikos- en griego es hogar/casa.
paraoikeoi en griego es el vagabundo. La persona sin familia, sin hogar.
San Pablo nos explica que así nos sentimos. Por el pecado original vagamos por el mundo. Nos sentimos solos, aislados de los otros.
Pero nosotros que hemos recibido el bautismo no somos así.
¿Quienes somos?
Primero, somos sympolitis (sym-mismo o con, politis-ciudadanos) Ahora somos conciudadanos.
Pasamos de extranjero a conciudadano. Y no solo ciudadanos sino conciudadanos con los Santos.
Segundo, somos - oikeoi - miembros de la familia.
Pasamos de vagabundo a familiar Somos miembros de la familia, y no familia cualquier, somos miembros de la familia de Dios.
Es vedad que a veces nos sentimos solos y por el pecado podemos alejarnos de la familia pero jamas podemos pedir la ciudadania Eso llamamos el carácter indelible del sacramento de bautismo.
Todos de vez en cuando nos sentimos la soledad, aislado de otros. En esos momentos tenemos que recordar quienes somos. Las palabras que San Pablo escribió a los cristianos en Efeso son también palabras para nosotros hoy día.
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